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¿La Marihuana es terapéutica?


Cuesta de entender que una sustancia tan perseguida, penalizada e incluso criminalizada en algunos países, sea medicinal, curativa, buena para la salud de las personas. Mientras algunos expertos en la materia aconsejan el uso medicinal de la marihuana, las autoridades desaconsejan y penalizan su uso. Uno no sabe que pensar al respecto ante mensajes tan contradictorios. ¿Cuál es la verdad?, ¿quién la tiene?, ¿de qué se esconde?

Si queremos saber cual es la verdad, lo mas sensato es recurrir a la historia, debemos saber que ha pasado y desde cuando ha pasado;

¿Qué nos cuenta la experiencia de aquellos que en el pasado la usaron?

Al parecer, hace ya muchisimos años (2800a.c), en tierras muy muy lejanas, una de las grandes dinatías chinas escribió el tratado Pên-TsaoChing, un libro sobre agricultura y plantas medicinales que contienen 365 entradas sobre medicamentos y su descripción, entre ellas nuestra amiga Maria y sus múltiples usos terapéuticos. Así pues, realmente hace miles de años que se usa la Marihuana para hacer frente a un sinfín de dolencias. ¿Quién lo hubiera dicho?.

Un rapido vistazo a la historia, que nos han dejado escrita des del pasado, también nos cuenta que el profeta persa Zoroastro (unos 500 años aC) dio al cáñamo un primer lugar en su texto sagrado “Zend-Avesta”, que incluye más de 10.000 plantas medicinales. Dioscórides, que escribió en el siglo I, dio una excelente descripción del Cannabis y sus uso en el arte de hacer cuerdas y de la medicina. Al parecer, también la etnomedicina asiática usó ampliamente el cáñamo como sedante y analgésico en Tailandia. En la India se usó por vía tópica en afecciones dermatológicas y sus hojas, ingeridas con miel, para combatir la tos. Mientras, en Nepal el jugo de esas mismas hojas se utiliza como cicatrizante.

Acercándonos temporal y geograficamente, hallá por el siglo XII, encontramos en España la primera referencia escrita sobre usos medicinales de la marihuana, en las obras de Ibn al Baytär al Malaqí (s. XII) que fue el botánico y farmacólogo más importante de la época Medieval en la Península Ibérica. Esto no pasaba solo en España, sino que en toda la Europa Medieval se utilizaba el cannabis para tratar diversos males.

En pleno siglo XVI, el cannabis, ya formaba parte de los recetarios de todos los farmacéuticos, alquimístas, brujos, brujas y muchos médicos famosos europeos. Un par de siglos más tarde, 1839, en la India, el médico y cirujano William O´Saughnessy demostró sus propiedades como analgésico, anticonvulsivo, sofocante de espasmos musculares (como síntoma de diversas enfermedades) y también como antiemético y estimulante del apetito. Esto hizo que el uso médico de la planta del cánnabis se extendiera y suministrara, de manera institucional, durante más de 100 años, llegando a ser recogidos sus usos terapéuticos para diversas patologías, en el Manual de Medicina Merck (1889). Dos años más tarde el doctor J.R. Reynolds (médico personal de la Reina Victoria de Inglaterra) publicó un artículo en la prestigiosa revista médica The Lancet, en el que consideraba al cannabis como “uno de los medicamentos más valiosos que tenemos, cuando es puro y se administra correctamente”

Así pues, se hace evidente que desde tiempos ancestrales la marihuana ha estado al servicio de la especie humana. No solo ha curado nuestros males, nos ha vestido, nos ha calzado, nos ha cobijado; con ella confeccionamos las velas que empujaron nuestros barcos y las cuerdas que los anclaron.

Hasta la primera mitad del siglo XX ni los tabús ni los intereses impidieron que numerosas familias viviesen de la explotación de su cultivo, así como de la elaboración de productos para uso cotidiano. Estados Unidos fomentaba y promovía su cultivo con fines industriales: papel, textil, aceites; llegando a presentar la planta como un activo válido que ayudaría a ganar la segunda guerra mundial. Fueron pioneros en este campo. [Recomendamos la visión del video: “HEMP FOR VICTORY” (https://www.youtube.com/watch?v=ejrCaC-52-s) en el que se ilustran estos hecho]. Se dice que incluso comenzaron la investigación, actualmente en auge, del uso del cáñamo como combustible.

¿Cómo, cuando y porqué se desprestigia el valor de sus usos y beneficios?

Pocos años más tarde, diversos aspectos de tipo social (criminalización racial y clasista) y moral (libertinaje y promiscuidad) fueron usados como artimaña para crear una campaña de concienciación en contra de la marihuana, escondiendo así los verdaderos motivos económicos y políticos que llevaron al gobierno de los EEUU a perseguir su ilegalización. En resumen, primero fomentaron su uso industrial y acto seguido consiguieron ilegalizar su uso doméstico, haciéndose así con el control absoluto del destino de la planta: quien debía usarla, para que debía usarla, como y cuando.

En ese momento histórico, las petroleras veían amenazados sus intereses económicos por las posibilidades de un recurso renovable, el biocombustible. Por su parte la industria textil estaba a punto de lanzar al mercado un nuevo producto sintético: el nailon, barato y resistente, y el cáñamo les hacía sombra.

¿Cómo solucionamos este problema? Se debieron plantear. No hay que olvidar que el cáñamo era un producto que todo el mundo conocía y sabía cultivar. Pronto encontraron la solución. Bajo la influencia de estos intereses, algunos políticos crearon, en 1930, el cargo de Comisario de la Oficina Federal de Narcóticos, dependiente del Departamento del Tesoro donde colocaron a Harry J. Anslinger, convirtiéndolo así en el primer jefe de la oficina federal de narcóticos y drogas peligrosas en 1932.

Anslinguer, se valió de todo tipo de recursos para elaborar una ardua campaña de “satanización de la marihuana” y crear una alarma social. Utilizaba el “problema” de la inmigración mexicana, desprestigiándola argumentaron, sin ninguna base, que debido al consumo de esta planta eran gentes de carácter conflictivo. Durante esta campaña y los años posteriores a su ilegalización se siguieron atribuyendo actos violentos y asesinatos a los efectos de su consumo, e incluso haber estado en una habitación donde se había estado consumiendo se convirtió en un argumento válido para rehuir responsabilidades penales.

Tras una ardua campaña de desprestigio, satanización y criminalización de la Marihuana, Anslinger consigue por fin su ilegalización. Sin un debate público ni investigaciones científicas previas y con un discurso del propio Anslinger cargado de prejuicios clasistas, elitistas y racistas, el congreso norteamericano aprobó la ley: Marihuana Tax Act el 12 de Agosto de 1937, que prohibía y perseguía el cultivo, la comercialización y el consumo de dicha planta.

Tras años de leyes cada vez más prohibitivas y una proliferación de perseguidores de todas aquellas acciones relacionadas con esta planta, a lo largo de los diferentes estados, en 1961 Anslinger acudió a, hasta la ahora única, convención de estupefacientes de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Donde a través de la JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, creada ese mismo año con motivo de dicha convención) se clasificó el cannabis como sustancia “con gran potencial de abuso, nulo interés terapéutico y cuyo uso supone graves riesgos para la salud”. Éste gran entramado de mentiras, intereses y falta de objetividad científica, consiguió que la marihuana adquiriera el papel fugitivo de ser perseguida y penalizada sin contemplaciones en todo lo largo y ancho de este mundo.

Se ilegalizo pues y empezó una persecución mundial que, a pesar de ser intensa y estar todavía activa, no consiguió acabar ni con el consumo ni con la investigación. Se establecieron movimientos ilegales de suministro y auto-cultivo para abastecer tanto el uso lúdico como el medicinal y se iniciaron investigaciones científicas en muchas prestigiosas universidades que quisieron saber más. La historia hacía evidente que la planta era medicinal y, simplemente, el mundo no podía aceptar sin más que la sustancia se hubiera vuelto de repente tan dañina e indeseable.

En la segunda mitad del siglo XX, a principios de los 60 los estudios realizados dibujaron la estructura química de los componentes activos de la planta a los que llamaron cannabinoides y se estableció que los principales eran el THC y el CBD.

Alrededor de los 90, tres décadas más tarde, los científicos pudieron establecer que los efectos, tanto psicoactivos como medicinales, de los cannabinoides se producen porque, al parecer, nosotros, los seres humanos, producimos una sustancia equivalente, a la que han llamado endocanabinoides, y estos conforman un sistema que regula una amplia variedad de funciones fisiológicas de nuestro organismo (modulan la liberación de neurotransmisores, regulan la percepción del dolor y las funciones cardiovasculares, gastrointestinales, hepáticas y metabólicas), hecho que corrobora y sustenta el uso medicinal de la Marihuana y da legitimidad a la reivindicación de su legalización.

"El conocimiento es poder. La información es libertadora. La educación es la premisa del progreso, en toda Sociedad, en toda familia." (Kofi Annan)

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CBD Botanic®, no se responsabiliza de los usos que realicen los clientes o lectores, y recomienda que el consumo terapéutico se realice bajo la supervisión de un profesional.

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