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THCV, nuevo miembro en la familia del cannabis medicinal


El THCV o Tetrahidrocannabivarina es un cannabinoide cuya estructura molecular es similar al THC aunque algunas de sus propiedades son opuestas a las del THC, lo que explica afinidades a receptores CB1 y CB2, y en bajas dosis, se cree que tiene la capacidad de bloquear receptores CB1 y no los CB2.

-Todo estas “similitudes opuestas” ha despertado cuestiones como la regulación del apetito. Se cree que actúa sobre los mismos receptores que regulan esta función del apetito (CB1) bloqueándolos, o estimulándolos de forma que segreguen hormonas saciantes del apetito al contrario que sucedía con el THC, cuyo efecto químico sobre los receptores explicamos en otra noticia ya publicada: ¿porqué la marihuana da hambre?.

Aún está en estudio como se desarrolla el proceso que da lugar a este fenómeno, aunque el hecho empírico de que bloquea el apetito ya esté sobre la mesa.

-También se está estudiando el efecto que hace sobre la ansiedad, puesto que aunque pocos, hay algunos estudios de su uso en tratamientos en toxicomanías y controlar los ataques de pánico.

Esta suma de potenciales podría suponer también un gran avance para personas con problemas de ansiedad con la comida.

-También se están estudiando sus propiedades anticonvulsivas y analgésicas en especial en las neuropatías.

-Se cree que puede tener propiedades que favorecen la regeneración de células óseas, por lo que se están comenzando estudios encarados a la osteoporosis.

-Tiene carácter psicoactivo, aunque más moderado que el del THC, “sube” antes, dura menos y es de carácter más eufórico o activo (estimulante). En su combinación con THC es capaz de reducir el efecto psicoactivo de este.

-Para terminar el repaso de las propiedades y posibles aplicaciones de las mismas del THCV una investigación con animales basada en la propiedad del THCV de aumentar el gasto energético, esboza un posible tratamiento para la diabetes de tipo II:

Pruebas con ratones han mostrado que los componentes estimulaban el metabolismo de los animales, consiguiéndose niveles más bajos de grasas en sus hígados, y reducían el colesterol en el flujo sanguíneo.

También se comprobó que la THCV incrementaba la sensibilidad de los animales a la insulina y, a la vez, protegía las células que producen insulina, permitiendo que las mismas trabajaran mejor y más tiempo. Ello ha elevado las expectativas de dichas sustancias para el desarrollo de medicamentos que puedan tratar enfermedades relacionadas con la obesidad y la diabetes de tipo II.

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